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jueves, 21 de julio de 2022

201 AÑOS DE LA MUERTE DEL PADRE DE LA PATRIA, Fulgencio Yegros y Franco de Torres (1821, 17 de julio de 2021)

 

 

Su nombre significa Brillante, resplandeciente. Nació cerca de la aldea de Quyquyhó, en la estancia familiar Santa Bárbara, situada en el Departamento de Paraguari en febrero del año 1780.
Era hijo del teniente coronel José Antonio Yegros y de María Ángela Franco de Torres.
Se casó con Josefa Facunda Micaela Speratti Uriburu (1792-1861), y de la relación nacieron, en 1809 María Josefa, en el 14 Josefa Damasa Anunciación, en el 16, Anunciación, en el 1818, el 6 de Julio nace Romulo (destacado en el gobierno de Lopéz murió en batalla, Tuyuti, guerra guasú) y en el 20 meses después de su detención Angel Ignacio.
Su hermano, el capitán Antonio Tomás, fue otro de los grandes heróes padres de la patria.
Fulgencio logro que el Paraguay sea Independiente, fue el primer presidente de la Junta Superior Gubernativa, su historia y logros son conocidos En 1801 siendo militar de carrera, integró la expedición enviada al norte a reconquistar Coimbra de manos de los portugueses.
Participó activamente en la defensa del Río de la Plata durante las invasiones inglesas, ganando el respeto y la admiración de sus colegas.
En 1810, siendo Capitán, le fue encomendada la defensa del Sur (Costas del Paraná y Paso de Patria), afianzando los límites de la Provincia.
Con destacada actuación en las Batallas Paraguari (19 de enero de 1811) y Tacuary (9 de marzo de 1811) contra las tropas bonaerenses, dirigidas por Manuel Belgrano, intentando anexar la Provincia a la de Buenos Aires.
Fue de los pocos que quedó con mando de la tropa, siendo nombrado Gobernador de las Misiones.
Era el militar de más prestigio y su liderazgo en el Ejército era indiscutido
El TCnel Fulgencio Yegros, no pudo estar presente el día del golpe. Sin embargo, cumplió a cabalidad su parte, y en la noche del 16 de mayo apresó a todos los europeos de su jurisdicción, requisó las embarcaciones y emprendió la marcha hacia la Capital.
El Congreso del 17 de junio proclamó una Junta Gubernativa presidida por Yegros y compuesta asimismo por José Gaspar Rodríguez de Francia y Pedro Juan Caballero, Fernando de la Mora y el Presbítero Francisco Javier Bogarín.
El Congreso del 30 de setiembre de 1811, proclamó Cónsules a Fulgencio Yegros (lo que Artigas miraba con beneplácito) y junto a él a Rodríguez de Francia; cuyo mandato debía ser alternado cada cuatro meses.
Yegros era más militar que político, y su papel como cónsul de Paraguay fue marginado por Rodríguez Francia. Su mandato como cónsul fue del 12 de febrero de 1814 al 12 de junio de 1814. Después de su último mandato consular en 1814, Rodríguez Francia fue elegido dictador de Paraguay y Yegros se retiró de la vida pública a su finca. Confirmada la perpetuidad de Francia en 1816 luego de un intercambio epistolar entre ambos que disgustó a Artigas, éste se dispuso derrocar a Francia. Para ello urdió una conjura desde Santa Fe a través de un ciudadano paraguayo de nombre Francisco Antonio Aldao, a quiso encomendar la remisión de un pliego para Fulgencio Yegros. Debido a que Aldao se excusó de no conocer a Yegros, finalmente la envió a Manuel Atanasio Cabañas.
En la misiva, Artigas informaba a Cabañas que "iba a pasar a la República a tomarla" aclarando que "no ofendería a ningún paraguayo". Hablaba de poner en el poder a Cabañas y a Yegros, así como también mencionaba a Pedro Juan Cavallero.
El plan no prosperó, pero resulta difícil pensar que el Dr. Francia no tomó conocimiento del mismo, pese a que no ordenó represalia alguna en ese momento. Para entonces, la palabra de Artigas "era ley en todo el largo y ancho del antiguo Virreinato del Río de la Plata, con excepción del Paraguay y la ciudad de Buenos Aires" Así y todo sabemos que en junio de 1819 un grupo de personas fue detenida en la noche Asuncena por cantar coplas a favor de Artigas, documento que existe en el ANA, el dictador los hizo apresar y examinar bajo la fe del juramento para que declarasen cual había sido el cantor de la copla ofensiva a la quietud del Estado entre otras cuestiones más, esto indica que la ilusión Artiguista perduraba en el Paraguay, poco más de un siglo adelante en 1928 un investigador se lleva una sorpresa al encontrar unas composiciones en estrofas, descubre que de las mayúsculas de la composición firmada por Fulgencio resultaba el siguiente acróstico: AL AMIGO ILUSTRE DON JOSE ARTIGAS MILITAR VALIENTE y que el acróstico de la otra era: AL TRIBUNO PARAGUAYO FULGENCIO YEGROS DEL COMPAÑERO ORIENTAL. ¡Tratábase, nada menos que de una carta al destacado patriota Fulgencio Yegros para su amigo y de la respuesta de José Artigas a su compañeros de otros tiempos!. La letra de la composición era la misma que aparece en los documentos que le pertenecen en el Archivo Histórico en Asunción. Tambien Fernando de la Mora dedicó un interesante acróstico el gran Blandengue. El descubrimiento de los acrósticos fue un estímulo para estudiar las relaciones de Artigas con Yegros y de la Mora. Gracias a esa investigación se pudo seguir el hilo que permitió entrar y salir del laberinto formado por las noticias confusas acerca de los motivos que determinaron a Artigas a entrar en el Paraguay.
Artigas rechaza invitaciones de asilos en otros países, pues tenia en mente la Confederación de todas las provincias incluyendo al Paraguay. Las relaciones de Artigas con Yegros son las claves de la vinculación que el gran Demócrata mantenía con el Paraguay,
La amistad entre Yegros y Artigas databa desde los años 1808-7 al combatir juntos contra los ingleses en la batalla del Buceo y Cardal en costas de Montevideo. Algunos de los militares que combatieron , fueron Antonio Tomas Yegros, Vicente Ignacio Iturbe, Mauricio José Troche y Pedro Juan Cavallero, según Antonio Tomás, su hermano Fulgencio había sido gravemente herido en la espalda de un tiro y salvo su vida milagrosamente gracias al socorro en su asistencia brindado por el Blandengue Artigas, después de una operación quirúrgica en la cual se le extrae la bala por el pecho con una tijera y permanece convaleciente debido a la enorme pérdida de sangre. Los sobrevivientes descansan la Capilla de Las Piedras y Artigas los ayuda a retornar al Paraguay.
Desde ahí Siempre había mantenido afinidad y correspondencia.
Pasemos ahora a las estrofas de Fulgencio que son las mismas coplas por las que fueron detenidos aquel grupo de jóvenes.en 1819, estas decimas desarollaban un pensamiento que traslucía la idea de una antigua esperanza no lograda, la patria grande, decían así::
Aunque digas o no digas
lo que siente tu corazón:
repites el nombre de Artigas,
por salvador de nación.
Viva el general Artigas,
su tropa bien arreglada;
lejos de malas intrigas,
tiene la causa ganada.
La trágica muerte de Fulgencio según Francois (o Franz) Wisner de Morgenstern en el libro sobre el Dictador del Paraguay.
En Enero de 1820 el Dictador hizo bajar de su estancia a la capital, a Don Fulgencio Yegros y una vez en su presencia le notificó, que habiendo tenido aviso que hacía frecuentes reuniones de gente en la campaña dando carne con cuero sin permiso de las autoridades, haciéndose a estas sospechosas dichas reuniones, pues venían a coincidir con los rumores que circulaban sobre una alteración del orden y aunque no creía que fuera capaz de conspirar, había resuelto pedirle, para
evitar malas interpretaciones, que permaneciera en su casa, hasta tanto se esclarecieran mejor dichas denuncias. Yegros acató la orden del Dictador, habiéndole manifestado, que esas reuniones de paisanos no tenían otro objeto que festejar el año nuevo y el día de los Reyes, San Baltazar...
.....Iniciada la semana santa Francia hizo comparecer a sus dos secretarios,
Martínez y Patiño, como también a los Comandantes Rolón, Bejarano y Cañete, a quienes les
impuso de haber descubierto el plan revolucionario que se tramaba y cuyos hilos se estaban siguiendo desde hacía varios meses; que el plan se iba a iniciar con el asesinato del Dictador, de sus secretarios, y de los Comandantes y oficiales de guarnición, y que Yegros sería colocado por los revolucionarios al frente del gobierno provisorio ; y que por lo tanto era necesario
proceder sin pérdida de tiempo al arresto de todos los sindicados de conspiradores antes que llegara el día señalado por estos para la masacre (viernes santo)y que debería procederse sin contemplaciones de ninguna clase.
A las 11 de la noche de ese mismo día, se encontraban encarcelados 35 ciudadanos entre los cuales se contaban, Fulgencio Yegros, Comandante. Montiel y Caballero, ocho miembros más de la familia Montiel, cuatro de la familia Acosta, Dr. Baldovinos y su hermano, Olavarría, Noceda (padre e hijo) y dos hermanos Aroztegui. Al día siguiente, la población estaba alarmada con
todas las prisiones efectuadas, pero nadie se animaba a comentar en público lo que sucedía.......
De la campaña llegaban diariamente ciudadanos presos que se presumían conspiradores y los que estaban íntimamente vinculados con los cabecillas.
Al mes serían 178 los detenidos, seis meses después, en setiembre mientras la atención pública de la Capital se encontraba absorbida por la marcha del proceso de la conspiración y de las prisiones que se estaban efectuando continuamente, en septiembre de 1820 vino a sorprender la noticia de que S. E. el Señor "Protector", General Don José de Artigas se había presentado con su gente a las órdenes del Dictador y este se encontraba retenido en el convento de la Merced, a pocas cuadras.
La instrucción del proceso a los conspiradores siempre seguía lentamente y en los primeros días de Enero de 1821, empezaron los careos, porque muchos comprometidos negaban los cargos que sus mismos compañeros les hacían y entonces les aplicaban el castigo de azotes.
Este castigo se aplicaba hasta que confesaban los presos sometidos a él de los cargos que se les hacían. Para esto se había habilitado una pieza en el antiguo colegio de los jesuítas, que se encontraba a distancia de una cuadra de la cárcel. En dicha pieza, que se le denominaba "Cuarto de la Justicia", había un catre de madera a donde se colocaba al paciente boca abajo y atado de pies y manos, y los azotes se les aplicaba en las espaldas con un látigo grueso compuesto de lonjas
trenzadas de cuero vacuno; y el número de azotes que recibían nunca pasaba de 150 a 200, pues la mayor parte de los que eran sometidos a este sacrificio se desmayaban antes de llegar a los números citados.
El 3 de julio de 1821 cayó en poder de una patrulla de frontera de Corrientes un chasque con un papel dirigido al comandante Caballero, en el que le decía que le transmitiera a Yegros que tuviera confianza, que pronto recibiria ayuda. Este descubrimiento exasperó al Dictador quién ordeno al Cdte. Bejarano activara el proceso y que por todos los medios posibles indagara bien sobre la participación de los conjurados que se encontraban presos y que sin distinción de ninguna clase, el que no declarse la verdad, lo sometería sin consideraciones al "Cuarto de Justicia"
El chasque fué fusilado. El Comandante Bejarano tomó inmediatamente declaración a Yegros, Caballero, Montiel y otros más comprometidos, negando todos; declarando que no conocían nada de lo que se les imputaba. Bejarano les dió 12 horas de plazo para que declarasen la verdad
cuando se les volviese a llamar y en caso contrario les amenazó que serían sometidos al "Cuarto de Justicia". Al día siguiente se encontró al Comandante Caballero colgado, ahorcado, dicen que en el marco de la puerta de su celda dejo algo escrito, respecto a quitarse la vida antes que Francia lo haga .
Don Fulgencio Yegros insistiendo en su negativa fué llevado al "Cuarto de Justicia" y se le aplicaron
50 azotes sin haber declarado lo que se le exigía y los demás presos fueron conducidos al mismo lugar y bajo la tortura de los azotes, algunos declararon descubriendo a otros comprometidos en la conspiración y los cuales tuvieron en seguida, entrada a la cárcel.
El 17 de Julio por la mañana, una compañía de infantería se colocó frente al histórico "naranjo"(ubicado en la actual plaza Uruguaya?), lugar designado para los fusilamientos y al poco rato fueron conducidos con paso lento, 8 presos engrillados entre los cuales se encontraba Don Fulgencio Yegros, el Comandante Montiel y Don Juan Areztegui. Puestos los presos en una fila se les vendaron los ojos y enseguida fueron fusilados, habiendo quedado los cuerpos de estos infelices tirados en el suelo hasta la tarde cerca de la oración, que el Comandante Bejarano mandó avisar a las familias de estos para que los mandasen retirar para darles sepultura. La pluma de Molas describe con detalles el espectáculo que azoraba los ojos de los asunceños.
La señora de Don Fulgencio Yegros, Doña Facunda Esperati, en el acto que tuvo conocimiento del trágico fin de su esposo, mandó con una sirvienta a pedirle al Comandante Bejarano le permitiera retirar su cadáver para hacerle dar sepultura, no habiéndolo con seguido al momento, porque el Dictador había dispuesto que recién a la tarde se les permitiera a las familias de los fusilados retirar sus cadáveres y al solo objeto de darles sepultura, quedando prohibido se les velase. Al día siguiente, 18 de Julio continuaron los fusilamientos, El total de fusilados fueron 68 y el pueblo con esta masacre quedó consternado y nadie se atrevía ni siquiera a comentar los hechos.
Romulo Yegros tenía un año y nueve meses cuando su padre fue preso, y 3 años cuando su padre fue asesinado. Según detallo Paz el 14 de mayo de 1850 Rómulo visita al gran amigo de su padre, Don José Artigas en el Ybiray y este le obsequia un libro a modo de herencia llamado, “La conversación consigo mismo (1817), de Louis Antonie, el Marqués de Caracciolo” Artigas lo autografió y dedicó. En 1930, este ejemplar magníficamente conservado por la familia ilustre, es enviado al Uruguay por medio de Enriqueta Yegros, alumna de la escuela Solar de Artigas.
En importante ceremonia se lo entrega a la Biblioteca del Palacio Legislativo en la cual se conserva hasta la fecha.
Fulgencio Yegros, el gran independentista del Paraguay, hoy me quito el sombrero para homenajearte, te recuerdo ,te saludo, y no puedo evitar dejar de pensar que diferente hubiese sido todo!...

Presentacion del libro Artigas y el Congreso de Abalos, Eduardo Nocera , 28 y 29 de Julio

 

Queremos invitarlos la próxima semana a la presentación del último material del Historiador, profesor Eduardo Nocera, títulado: “Artigas y el Congreso de Abalos”. En esta oportunidad el autor visita Paraguay para acercarnos esta increíble investigación que cuenta con 600 páginas entre las cuales presenta documentación inédita, una decenas de planos y mapas originales, cuadros comparativos, etc. de gran valor que nos aproxima a esa etapa final de 1820.
Reconocer el legado y la vigencia de la memoria histórica del Artiguismo es parte de la memoria de los pueblos, y muy especialmente un tesoro altamente significativo a la profundización e integración historiográfica sobre la región.
Y siendo así, merece reconocerse, difundirse, propagarse y celebrarse.
Los esperamos!!