Su nombre significa Brillante, resplandeciente. Nació cerca de la aldea de Quyquyhó, en la estancia familiar Santa Bárbara, situada en el Departamento de Paraguari en febrero del año 1780.
Era hijo del teniente coronel José Antonio Yegros y de María Ángela Franco de Torres.
Se
casó con Josefa Facunda Micaela Speratti Uriburu (1792-1861), y de la
relación nacieron, en 1809 María Josefa, en el 14 Josefa Damasa
Anunciación, en el 16, Anunciación, en el 1818, el 6 de Julio nace
Romulo (destacado en el gobierno de Lopéz murió en batalla, Tuyuti,
guerra guasú) y en el 20 meses después de su detención Angel Ignacio.
Su hermano, el capitán Antonio Tomás, fue otro de los grandes heróes padres de la patria.
Fulgencio
logro que el Paraguay sea Independiente, fue el primer presidente de la
Junta Superior Gubernativa, su historia y logros son conocidos En 1801
siendo militar de carrera, integró la expedición enviada al norte a
reconquistar Coimbra de manos de los portugueses.
Participó
activamente en la defensa del Río de la Plata durante las invasiones
inglesas, ganando el respeto y la admiración de sus colegas.
En
1810, siendo Capitán, le fue encomendada la defensa del Sur (Costas del
Paraná y Paso de Patria), afianzando los límites de la Provincia.
Con
destacada actuación en las Batallas Paraguari (19 de enero de 1811) y
Tacuary (9 de marzo de 1811) contra las tropas bonaerenses, dirigidas
por Manuel Belgrano, intentando anexar la Provincia a la de Buenos
Aires.
Fue de los pocos que quedó con mando de la tropa, siendo nombrado Gobernador de las Misiones.
Era el militar de más prestigio y su liderazgo en el Ejército era indiscutido
El
TCnel Fulgencio Yegros, no pudo estar presente el día del golpe. Sin
embargo, cumplió a cabalidad su parte, y en la noche del 16 de mayo
apresó a todos los europeos de su jurisdicción, requisó las
embarcaciones y emprendió la marcha hacia la Capital.
El
Congreso del 17 de junio proclamó una Junta Gubernativa presidida por
Yegros y compuesta asimismo por José Gaspar Rodríguez de Francia y Pedro
Juan Caballero, Fernando de la Mora y el Presbítero Francisco Javier
Bogarín.
El
Congreso del 30 de setiembre de 1811, proclamó Cónsules a Fulgencio
Yegros (lo que Artigas miraba con beneplácito) y junto a él a Rodríguez
de Francia; cuyo mandato debía ser alternado cada cuatro meses.
Yegros
era más militar que político, y su papel como cónsul de Paraguay fue
marginado por Rodríguez Francia. Su mandato como cónsul fue del 12 de
febrero de 1814 al 12 de junio de 1814. Después de su último mandato
consular en 1814, Rodríguez Francia fue elegido dictador de Paraguay y
Yegros se retiró de la vida pública a su finca. Confirmada la
perpetuidad de Francia en 1816 luego de un intercambio epistolar entre
ambos que disgustó a Artigas, éste se dispuso derrocar a Francia. Para
ello urdió una conjura desde Santa Fe a través de un ciudadano paraguayo
de nombre Francisco Antonio Aldao, a quiso encomendar la remisión de un
pliego para Fulgencio Yegros. Debido a que Aldao se excusó de no
conocer a Yegros, finalmente la envió a Manuel Atanasio Cabañas.
En
la misiva, Artigas informaba a Cabañas que "iba a pasar a la República a
tomarla" aclarando que "no ofendería a ningún paraguayo". Hablaba de
poner en el poder a Cabañas y a Yegros, así como también mencionaba a
Pedro Juan Cavallero.
El
plan no prosperó, pero resulta difícil pensar que el Dr. Francia no
tomó conocimiento del mismo, pese a que no ordenó represalia alguna en
ese momento. Para entonces, la palabra de Artigas "era ley en todo el
largo y ancho del antiguo Virreinato del Río de la Plata, con excepción
del Paraguay y la ciudad de Buenos Aires" Así y todo sabemos que en
junio de 1819 un grupo de personas fue detenida en la noche Asuncena por
cantar coplas a favor de Artigas, documento que existe en el ANA, el
dictador los hizo apresar y examinar bajo la fe del juramento para que
declarasen cual había sido el cantor de la copla ofensiva a la quietud
del Estado entre otras cuestiones más, esto indica que la ilusión
Artiguista perduraba en el Paraguay, poco más de un siglo adelante en
1928 un investigador se lleva una sorpresa al encontrar unas
composiciones en estrofas, descubre que de las mayúsculas de la
composición firmada por Fulgencio resultaba el siguiente acróstico: AL
AMIGO ILUSTRE DON JOSE ARTIGAS MILITAR VALIENTE y que el acróstico de la
otra era: AL TRIBUNO PARAGUAYO FULGENCIO YEGROS DEL COMPAÑERO ORIENTAL.
¡Tratábase, nada menos que de una carta al destacado patriota Fulgencio
Yegros para su amigo y de la respuesta de José Artigas a su compañeros
de otros tiempos!. La letra de la composición era la misma que aparece
en los documentos que le pertenecen en el Archivo Histórico en Asunción.
Tambien Fernando de la Mora dedicó un interesante acróstico el gran
Blandengue. El descubrimiento de los acrósticos fue un estímulo para
estudiar las relaciones de Artigas con Yegros y de la Mora. Gracias a
esa investigación se pudo seguir el hilo que permitió entrar y salir del
laberinto formado por las noticias confusas acerca de los motivos que
determinaron a Artigas a entrar en el Paraguay.
Artigas
rechaza invitaciones de asilos en otros países, pues tenia en mente la
Confederación de todas las provincias incluyendo al Paraguay. Las
relaciones de Artigas con Yegros son las claves de la vinculación que el
gran Demócrata mantenía con el Paraguay,
La
amistad entre Yegros y Artigas databa desde los años 1808-7 al combatir
juntos contra los ingleses en la batalla del Buceo y Cardal en costas
de Montevideo. Algunos de los militares que combatieron , fueron Antonio
Tomas Yegros, Vicente Ignacio Iturbe, Mauricio José Troche y Pedro Juan
Cavallero, según Antonio Tomás, su hermano Fulgencio había sido
gravemente herido en la espalda de un tiro y salvo su vida
milagrosamente gracias al socorro en su asistencia brindado por el
Blandengue Artigas, después de una operación quirúrgica en la cual se le
extrae la bala por el pecho con una tijera y permanece convaleciente
debido a la enorme pérdida de sangre. Los sobrevivientes descansan la
Capilla de Las Piedras y Artigas los ayuda a retornar al Paraguay.
Desde ahí Siempre había mantenido afinidad y correspondencia.
Pasemos
ahora a las estrofas de Fulgencio que son las mismas coplas por las que
fueron detenidos aquel grupo de jóvenes.en 1819, estas decimas
desarollaban un pensamiento que traslucía la idea de una antigua
esperanza no lograda, la patria grande, decían así::
Aunque digas o no digas
lo que siente tu corazón:
repites el nombre de Artigas,
por salvador de nación.
Viva el general Artigas,
su tropa bien arreglada;
lejos de malas intrigas,
tiene la causa ganada.
La trágica muerte de Fulgencio según Francois (o Franz) Wisner de Morgenstern en el libro sobre el Dictador del Paraguay.
En
Enero de 1820 el Dictador hizo bajar de su estancia a la capital, a Don
Fulgencio Yegros y una vez en su presencia le notificó, que habiendo
tenido aviso que hacía frecuentes reuniones de gente en la campaña dando
carne con cuero sin permiso de las autoridades, haciéndose a estas
sospechosas dichas reuniones, pues venían a coincidir con los rumores
que circulaban sobre una alteración del orden y aunque no creía que
fuera capaz de conspirar, había resuelto pedirle, para
evitar
malas interpretaciones, que permaneciera en su casa, hasta tanto se
esclarecieran mejor dichas denuncias. Yegros acató la orden del
Dictador, habiéndole manifestado, que esas reuniones de paisanos no
tenían otro objeto que festejar el año nuevo y el día de los Reyes, San
Baltazar...
.....Iniciada la semana santa Francia hizo comparecer a sus dos secretarios,
Martínez y Patiño, como también a los Comandantes Rolón, Bejarano y Cañete, a quienes les
impuso
de haber descubierto el plan revolucionario que se tramaba y cuyos
hilos se estaban siguiendo desde hacía varios meses; que el plan se iba a
iniciar con el asesinato del Dictador, de sus secretarios, y de los
Comandantes y oficiales de guarnición, y que Yegros sería colocado por
los revolucionarios al frente del gobierno provisorio ; y que por lo
tanto era necesario
proceder
sin pérdida de tiempo al arresto de todos los sindicados de
conspiradores antes que llegara el día señalado por estos para la
masacre (viernes santo)y que debería procederse sin contemplaciones de
ninguna clase.
A
las 11 de la noche de ese mismo día, se encontraban encarcelados 35
ciudadanos entre los cuales se contaban, Fulgencio Yegros, Comandante.
Montiel y Caballero, ocho miembros más de la familia Montiel, cuatro de
la familia Acosta, Dr. Baldovinos y su hermano, Olavarría, Noceda
(padre e hijo) y dos hermanos Aroztegui. Al día siguiente, la población
estaba alarmada con
todas las prisiones efectuadas, pero nadie se animaba a comentar en público lo que sucedía.......
De
la campaña llegaban diariamente ciudadanos presos que se presumían
conspiradores y los que estaban íntimamente vinculados con los
cabecillas.
Al
mes serían 178 los detenidos, seis meses después, en setiembre mientras
la atención pública de la Capital se encontraba absorbida por la marcha
del proceso de la conspiración y de las prisiones que se estaban
efectuando continuamente, en septiembre de 1820 vino a sorprender la
noticia de que S. E. el Señor "Protector", General Don José de Artigas
se había presentado con su gente a las órdenes del Dictador y este se
encontraba retenido en el convento de la Merced, a pocas cuadras.
La
instrucción del proceso a los conspiradores siempre seguía lentamente y
en los primeros días de Enero de 1821, empezaron los careos, porque
muchos comprometidos negaban los cargos que sus mismos compañeros les
hacían y entonces les aplicaban el castigo de azotes.
Este
castigo se aplicaba hasta que confesaban los presos sometidos a él de
los cargos que se les hacían. Para esto se había habilitado una pieza en
el antiguo colegio de los jesuítas, que se encontraba a distancia de
una cuadra de la cárcel. En dicha pieza, que se le denominaba "Cuarto de
la Justicia", había un catre de madera a donde se colocaba al paciente
boca abajo y atado de pies y manos, y los azotes se les aplicaba en las
espaldas con un látigo grueso compuesto de lonjas
trenzadas
de cuero vacuno; y el número de azotes que recibían nunca pasaba de 150
a 200, pues la mayor parte de los que eran sometidos a este sacrificio
se desmayaban antes de llegar a los números citados.
El
3 de julio de 1821 cayó en poder de una patrulla de frontera de
Corrientes un chasque con un papel dirigido al comandante Caballero, en
el que le decía que le transmitiera a Yegros que tuviera confianza, que
pronto recibiria ayuda. Este descubrimiento exasperó al Dictador quién
ordeno al Cdte. Bejarano activara el proceso y que por todos los medios
posibles indagara bien sobre la participación de los conjurados que se
encontraban presos y que sin distinción de ninguna clase, el que no
declarse la verdad, lo sometería sin consideraciones al "Cuarto de
Justicia"
El
chasque fué fusilado. El Comandante Bejarano tomó inmediatamente
declaración a Yegros, Caballero, Montiel y otros más comprometidos,
negando todos; declarando que no conocían nada de lo que se les
imputaba. Bejarano les dió 12 horas de plazo para que declarasen la
verdad
cuando
se les volviese a llamar y en caso contrario les amenazó que serían
sometidos al "Cuarto de Justicia". Al día siguiente se encontró al
Comandante Caballero colgado, ahorcado, dicen que en el marco de la
puerta de su celda dejo algo escrito, respecto a quitarse la vida antes
que Francia lo haga .
Don Fulgencio Yegros insistiendo en su negativa fué llevado al "Cuarto de Justicia" y se le aplicaron
50
azotes sin haber declarado lo que se le exigía y los demás presos
fueron conducidos al mismo lugar y bajo la tortura de los azotes,
algunos declararon descubriendo a otros comprometidos en la conspiración
y los cuales tuvieron en seguida, entrada a la cárcel.
El
17 de Julio por la mañana, una compañía de infantería se colocó frente
al histórico "naranjo"(ubicado en la actual plaza Uruguaya?), lugar
designado para los fusilamientos y al poco rato fueron conducidos con
paso lento, 8 presos engrillados entre los cuales se encontraba Don
Fulgencio Yegros, el Comandante Montiel y Don Juan Areztegui. Puestos
los presos en una fila se les vendaron los ojos y enseguida fueron
fusilados, habiendo quedado los cuerpos de estos infelices tirados en el
suelo hasta la tarde cerca de la oración, que el Comandante Bejarano
mandó avisar a las familias de estos para que los mandasen retirar para
darles sepultura. La pluma de Molas describe con detalles el espectáculo
que azoraba los ojos de los asunceños.
La
señora de Don Fulgencio Yegros, Doña Facunda Esperati, en el acto que
tuvo conocimiento del trágico fin de su esposo, mandó con una sirvienta a
pedirle al Comandante Bejarano le permitiera retirar su cadáver para
hacerle dar sepultura, no habiéndolo con seguido al momento, porque el
Dictador había dispuesto que recién a la tarde se les permitiera a las
familias de los fusilados retirar sus cadáveres y al solo objeto de
darles sepultura, quedando prohibido se les velase. Al día siguiente, 18
de Julio continuaron los fusilamientos, El total de fusilados fueron 68
y el pueblo con esta masacre quedó consternado y nadie se atrevía ni
siquiera a comentar los hechos.
Romulo
Yegros tenía un año y nueve meses cuando su padre fue preso, y 3 años
cuando su padre fue asesinado. Según detallo Paz el 14 de mayo de 1850
Rómulo visita al gran amigo de su padre, Don José Artigas en el Ybiray y
este le obsequia un libro a modo de herencia llamado, “La conversación
consigo mismo (1817), de Louis Antonie, el Marqués de Caracciolo”
Artigas lo autografió y dedicó. En 1930, este ejemplar magníficamente
conservado por la familia ilustre, es enviado al Uruguay por medio de
Enriqueta Yegros, alumna de la escuela Solar de Artigas.
En importante ceremonia se lo entrega a la Biblioteca del Palacio Legislativo en la cual se conserva hasta la fecha.
Fulgencio
Yegros, el gran independentista del Paraguay, hoy me quito el sombrero
para homenajearte, te recuerdo ,te saludo, y no puedo evitar dejar de
pensar que diferente hubiese sido todo!...
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