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miércoles, 6 de enero de 2021

Carta de Artigas, 6 de enero de 1821. La última?


 

Artigas llega con 56 años a la madre capital de ciudades. Se presentan muchas interrogantes referidas sobre las tres décadas de presencia del protector de los pueblos libres en Paraguay. Las fuentes son escasas y los y las historiadores no tienen otra opción que especular en torno a las mismas, a veces forzando pecar en conclusiones.
¿Cuáles son las certezas nos quedan entonces?
Momentos antes de partir a la villa San Isidro Labrador de Curuguaty en donde permanecería unos 25 años Don José se pronuncia ante el supremo Dr. Gaspar Rodriguez de Francia a través de una carta firmada por él desde el el Convento Grande de San José del Paraguay de la Real y Militar Orden de Nuestra Señora de la Merced, popularmente conocido como Convento de la Merced o Mercedes.
Bitácora:
-25 de diciembre de 1820, “Lista de ùtiles y enseres proveídos al General Artigas por el Dr. Francia”

“Habiéndose dispuesto que Dn. José Artigas pase a morar en la Villa de San Isidro: el Tesorero de Guerra le proveerá competentemente de los efectos que puedan ser útiles para su decente vestuario y ropa interior, presentando la nota de ellos con agregación de los que a su llegada se le suministraron para el mismo fin, unos y otros con expresión del costo que haya tenido su compra. “El Dictador Francia”,
“Relación del valor de los efectos que por Suprema orden del veinte y cinco de Diciembre de mil ochocientos veinte, que va inserta se ha comprado para vestuario y ropa interior de Don José Artigas, hallándose próximo a morar en la Villa de San Isidro; y de los que a su llegada a esta Capital se le suministraron para el mismo fin por Suprema orden verbal desde el diez y seis de Septiembre de dicho año; y son: (La lista es extensa, compartimos el resumén;
Sumadas ambas partidas dan la cantidad de cuatro cientos cincuenta y ocho pesos siete y un octavo reales fuertes.
ASUNCION ENERO 1* de 1821.
Firma la lista BERNARDINO VILLAMAYOR, (Secretario de la República del Paraguay)


Artigas agradeció estas demostraciones en una expresiva nota que dirigió a Francia, con fecha 27 de diciembre, antes de partir para Curuguaty, uno de cuyos párrafos dice asi: ... “En virtud, y como conozco ya debidamente que la generosidad suprema de V. S. se había empeñado en multiplicar los obsequios a mi persona, y favorecer a un individuo desnudo de todo mérito para con V. S. no queda por cierto un lugar a mi disimulo para omitir una demostración como la presente, que refiera a V. E. mis finos agradecimientos y avive el ansia de mis deseos con que cada momento anhelo conocer y tratar aquel bienhechor...”
Estas palabras plenas de sinceridad no tuvieron respuesta.

La vida del héroe, paladín de la libertad, encerrado en la celda de un convento, se deslizaba en una monotonía aterradora que no pasó inadvertida al prior, bajo^ cuya custodia se encontraba. En una de sus diarias visitas,  llevó inteligentemente la conversación sobre este punto y le preguntó si se encontraba bien allí; Artigas le manifestó), someramente, su deseo de vivir en un ambiente más de acuerdo con su vida de soldado.
Al día siguiente, el prior le comunicaba de parte del dictador su resolución de que en breve pasaría a morar en la villa de Curuguaty, pequeña población, situada en medio de un desierto selvático, a ochenta y cinco leguas de Asunción; lugar de destierro y confinamiento para sus presos políticos, que mantenía bajo la vigilancia de una comandancia militar. Francia la describe asi; “Aquí estuvo recluso hasta que hice venir al comandante de San Isidro de Curuguaty, con quien lo hice llevar a vivir en aquella villa, donde se halla con los dos criados o sirvientes que trajo, por ser aquel lugar remoto el de menos comunicación con el resto de la República. Allí le hago dar una asistencia regular, porque él vino destituido de todo auxilio” (Oficio del 12 de mayo, 1821).
Artigas, en su citada nota, “agradece la muy justa determinación de su destino y residencia, que tan gustosamente ha aceptado”; agrega: “El prior superior de este Convento me previno en esta forma hasta otra providencia”.
Esperaban la llegada del comandante de Curuguaty, a que hace referencia, para que lo condujera. Mientras, se efectuaban los preparativos de viaje, por el río hasta villa del Rosario; después se dispuso que lo realizara por tierra. “Lo hice salir de noche, escoltado por algunos húsares, y viajando siempre de noche llegó a su destino”. Ignoramos el día de la partida. Deducimos por las fechas de las notas que fué en los primeros días de enero de 1821. Allá, en la lejana villa, vejetaría veinticinco años de soledad selvática, completada más tarde con el olvido, la miseria, la cárcel, el engrillamiento.(a1)Nota: La carta primera del 27 la encuentran en el Libro de Ana Ribeiro, este fragmento es de quien las dio a conocer por primera vez, la maestra Elisa Menendez.

El día 6 de enero de 1821 era fecha del cumpleaños del Dictador, que llevaba como nombre, precisamente, el de Gaspar. Ese día Artigas al enviar su segunda carta, incurrió en el llamado -lapsus calami- de fecharla en el mes que
acababan de dejar atrás (diciembre), pero en el año que comenzaba (1821), de
tal forma que el encabezamiento reza: "República de la Asunción, Diciembre 6 de 1821, fecha futura en la que estaría partiendo a Curuguaty.
En ella le hablaba nuevamente de su acierto al pedirle protección: "tendré el
lauro de haber sabido elegir por mi seguro asilo la mejor y más buena parte", y reiteraba asimismo su agradecimiento hablando de su "veneración" y su "cariño', términos habituales en el lenguaje político, que por entonces se emparentaba con el amoroso. Aludía a la fecha ("en este día en su celebridad los aplausos") y le manifestaba que "la gratitud de sus habitantes y la mía, reiterará en los tiempos venideros, hasta la posteridad duplicados obsequios, y gloriosas enhorabuenas a la suprema persona de V.E. Confusa, abigarrada, reiterativa y obsecuente en su deseo de agradar es esta segunda carta. Razón por la cual varios historiadores han señalado que algún fraile sumiso al Dictador fue quien la redactó. Aun en ese caso, nada obligaba al Caudillo, o a lo que quedaba de él, a poner al pie de la carta su firma, sobre la que no cabe duda caligráfica alguna.(b2)
-Carta 6 de enero; (2da carta)
Dice la segunda carta:
Excelentísimo señor. No le queda a mi deseo gloria a que anhelar para alcanzar su mayor lustre y honra, que hallar la ocasión de complacer los supremos honores de V.E. cuando encuentra mi veneración el acierto de consagrar un fiel obsequio de una enhorabuena al esclarecido supremo nombre de V.E. cuyo raro mérito forma este día en su celebridad los aplausos, que unidos a los afectos de una Nación ilustre, aclaman su virtud y heroicidad. Esta noble emulación, este empleo feliz del espíritu de los Ciudadanos, que oficiosos al decoro de su defensa de su jefe encarecen con el gusto su felicidad, empeña desde luego mis reconocimientos a tributara V.E. junto con mi enhorabuena las señales más expresivas de mi cariño; no menos que las demostraciones de mis deseos, con que aspiro logre la prosperidad aún mayores triunfos, en conservar la suprema Entereza de V.E. por dilatadas edades, para que se colmen de dicha las justas esperanzas de esta República, con la seguridad de su independencia y libertad amables, y logre poner en la suprema mano y poder de V.E. a salvo su felicidad de la injusta enemiga dominación y servidumbre: Y siendo por este ejemplo en lo sucesivo, como lo es al presente aplaudido de ésta y las demás Naciones, la gratitud de sus habitantes y la mía, reiterará en los tiempos venideros, hasta la posteridad duplicados obsequios, y gloriosas enhorabuenas a la suprema persona de V.E. como otros tantos laureles, que debe ofrecerle, y dedicarle en su desempeño una fidelidad reconocida. Y aunque los deberes de tan justas insinuaciones prometen al deseo en la suprema aceptación de V.E. un buen éxito, con toda mi confianza tan poca digna de igual suerte, teme acaso no ajustarse debidamente a la suprema moderación de V.E. No obstante acogiéndose mi rendimiento a la protección suprema de V.E. siempre lleva asegurado el acierto y felicidad, bajo el supuesto que en cualquiera fortuna tendré el lauro de haber sabido elegir por mi seguro asilo la mejor y más buena parte, tributando este obsequio a la nobleza suprema de la persona y prendas de V.E. cuya vida y aciertos prospere el cielo cuanto desea su más rendido afecto que B.A.V.E.L.M. (Besa a V.E. La Mano). República de la Asunción y Diciembre 6 de 1821- José Artigas.(c3)

Estaba dirigida al "Excelentísimo Señor Dictador Don José Gaspar de Francia, Dictador Supremo de esta República del Paraguay". Aunque sólo hubiera puesto su firma en la redacción de un fraile obsecuente', esta segunda carta hablaba de una certeza (haber conseguido "un seguro asilo") y un sentimiento (estar agradecido por ello) existentes en el Caudillo. Se apegaba a la vida y valoraba conservarla. No se rebelaba buscando la muerte, como tampoco la había buscado frente a Ramírez. Un animal acorralado busca desesperadamente sobrevivir y eso era lo que él había hecho hasta llegar a las puertas del Paraguay. Ahora hacía lo mismo, pero bajo la forma de la mansa aceptación de las órdenes del Dictador. La falta de respuesta a su pedido de verlo, la inminencia de su salida hacia Curuguaty, pautaban su final como "Caudillo', porque ya no representaba fuerza alguna. Agradecer y saludar al Dictador en el día de su cumpleaños era una manera de decir que había aceptado eso.(b2)


Artigas  se retiró por la noche en Asunción de la misma forma que ingreso. Al decir del prior del Monasterio, el dictador mandó a uno de sus ayudantes a llamar al Comandante de Curuguaty, que se presentó a los siete días.
Esa misma noche de su llegada un ayudante del Dictador fue a llamar a Artigas y, cuando éste estuvo en la puerta de calle, aquel le ordenó montara a caballo y lo acompañase al Comandante de Curuguaty que con diez hombres lo aguardaba, Artigas montó a caballo y colocándose a su lado el comandante, le dijo: "marchemos", y continuaron adelante, seguido de los diez hombres. (d4)


No se sabe si sus 2 asistentes lanceros viajaron esa misma noche o tiempo después. El libro de caja de hacienda de enero de 1821 consta de un remito de dinero al comandante de la Vila de 515 pesos para las mesadas de Don José, Se puede encontrar en los archivos del A.N.A, un documento llamado Inventario de los útiles de la comandancia de San Isidro Labrador de Curuguaty al hacerse cargo Juan Manuel Gauto en el año 1836, en dónde se publica el libro de mesadas de varios años.


Como mencionábamos al principio, es sabido que es muy escaza la información sobre Artigas en lapso de los 30 años, si bien en lo que refiere a cartas, como el caso de estas, en dónde utilizando un amanuense solo firmaría, al igual las del comandante Gauto en 1841-42, se encuentran como copias y originales de correspondencias oficial entre Uruguay y Paraguay o informes militares y comunicación con el General , el resto son ajenas a él pero sobre él como la  carta de informe a Rivera sobre la labor de Artigas, o menciones de Rengger y Longchamp,  Robertson, Bonpland, o las visitas que recibiera en Yvyray. Su última carta o palabras entendemos será la de rechazo al puesto de comandante de las milicias Paraguayas por el año de 1845 seguido de su traslado a la capital. Otras noticias también las encontramos en el mismo año de 1821, en los archivos del A.NA, trata de un sumario al Teniente Cura Venancio Toubé sobre excesos practicados por este, en el cual durante el ems de agosto, precisamente días 8 y 9 Artigas estaría celebrando con los vecinos las festividad de la virgen del monte Carmelo, en la página 8 hace mención al general llamándolo de “ El Americano”, no puedo dejar de pensar en el cura Cornelio Contreras que al enterrarlo el 23 de septiembre por la mañana lo llamo de extranjero.(americano o tupamaro en aquellos tiempos se utilizaba despectivamente)

Ningún historiador ha podido afirmar que Artigas haya escrito ni recibido una carta durante los 25 años de su permanencia en el lugar…el correo no existía en el país durante la autocracia de Francia. Es de suponer que cuando volvió a establecerse, en las postrimerías de su vida, la falta de comunicación entre él y los que le fueron queridos, mezclada con el tiempo y la distancia, habían levantado una muralla. (a1)

Con respecto a esto último, con motivos de celebrarse el bicentenario de Artigas en el Paraguay, la Academia Paraguaya de la Historia organizo una conferencia a través de las redes sociales en el mes de septiembre del 2020, en la misma, la presidenta de la academia, la historiadora Mary Monte revela el hallazgo o el conocimiento una serie de cartas, una docena en total escritas entre Gaspar Rodriguez de Francia y  José Artigas las cuales son parte de una comunicación entre ellos acerca del campo etc., entre los años 1823 y 1835 las cuales estarían en parte en el museo Mitre de Buenos Aires, archivo histórico, y las otras en el anuario del Dr. Francia realizado por Alfredo Viola.
Inexplicablemente ciertas, ojalá salgan a la luz pronto.

A1: Elisa Menéndez - Artigas defensor de la democracia
B2: Ana Ribeiro - El caudillo y el dictador
C3: Biblioteca Herib Campos Cervera, Centro Paraguayo Japonés
D4: Héctor Francisco Decoud - El Campamento de Laurelty

Nota: las cartas manuscritas publicadas en este blog son de Artigas a manera de ejemplos, en las mismas relata los esfuerzos realizados para liberar a su pueblo del dominio español.



 

sábado, 2 de enero de 2021

CARTA DESDE UN NAVIO ANCLADO FRENTE A PAYSANDU



(Original, traducida del Italiano)
A bordo del Vesubio, enero 2 de 1865.
Querido amigo:
He asistido a los últimos días de la defensa de Paysandú: fue una defensa heroica y una caída gloriosa.
Le mando la relación, apenas concluida la lucha, mientras humeaban aun las ruinas de los incendios; los muertos y heridos hacían que las calles fueran intransitables; a cada momento se oían aun las descargas de mosqueteril y los gritos desgarradores de las victimas que se inmolaban. Escribo llorando…
Tanto valor, tanta abnegación, tanto heroísmo, merecían mejor suerte!
Pero hagamos callar nuestro corazón y contemos los hechos:
Paysandú sale poco a poco de entre el humo; sobre una bellísima colina, una que otra casa derruida se divisa desde cerca del Uruguay.
Frente a la ciudad y casi en el medio del río aparece una isla pequeña y arenosa; no tiene ninguna habitación, aquí y allí muchos pastos y pequeñas arboledas.
Los hombres aptos para servicio de las armas estaban atrincherados en la ciudad, bajo el mando del General don Leandro Gómez en número de 650.
Los demás habitantes de Paysandú se habían refugiado en la isla, vivían bajo tiendas y pequeños ranchos, miserablemente construidos de juncos.
La plaza era sitiada por 2000 hombres de Flores, 3000 infantes , 1000 hombres de caballería y 48 piezas de artillería brasilera.
Al norte de Paysandú, a una distancia de una milla mas o menos de distancia, hay una pequeña cuchilla que domina la ciudad; sobre esta habían establecido los brasileros una batería de 12 piezas.
El fuego empezó al amanecer del día 31, al principio con fuego de mosqueteril para rechazar una salida que intentaron los sitiados y después fue un vivísimo fuego de artillería.
A las 8 de la mañana del mismo día, la infantería brasilera ataco la ciudad al norte y fue rechazada.
A la tarde el fuego de la artillería disminuyo y siguió animadísimo el de la mosqueteril.
A la noche 10 casas de la ciudad ardían. Era un espectáculo aterrador!
El día 1 de enero se rehizo un nutridísimo cañoneo y la mosqueteril seguía con nuevo vigor.
La batería puesta al norte de esta ciudad hacia estragos y ruinas. Siguió todo ese día y toda la noche.
A las 8 de la noche el bravo Gral. Piriz fue muerto de un balazo
Según todos ellos era un soldado valientísimo y después del General Gómez, el alma de la defensa honor a el ¡ el al menos murió combatiendo!
Después de medianoche, los brasileros y los de Flores tomaron algunas posiciones.
Los incendios seguían y crecían en la ciudad; se reanimaba cada vez más el ataque y la defensa.
Por momentos, entre el ruido de la fusilería y el estruendo del cañón se oían los gritos de los sitiados que se animaban a morir como héroes, recogiéndose alrededor de su jefe. Eran un puñado de leones!
Rayo el alba del día 2.
Las perdidas sufridas en la noche, las municiones faltando, el cansancio de la guarnición, obligaron a Leandro Gómez a pedir un armisticio.
A las 6 de la mañana mandaron a los Saldañas (los cuales, siendo del partido contrario habían caído prisioneros desde algunos meses en Paysandú) a los generales enemigos para pedirles una suspensión de las armas de 8 horas, durante la que habrían recogido los heridos, sepultado los muertos y tratado para la rendición de la ciudad.
Pero el pedido fue rechazado: dentro de 8 horas contesto el comandante brasilero seremos dueños de la plaza! No admitimos ninguna otra condición, sino que se rindan a discreción.
Sin esperar contestación, la columna del Goyo Suárez y una columna Brasilera entraron en la plaza por una trinchera del Banco Maua.
A las 7 y media de la mañana aparecía sobre la torre de la catedral el estandarte brasilero. No se sabe que mano lo bajo, pero lo cierto es que estuvo un momento.
Los pocos defensores se juntaron sobre la plaza principal. Los sitiadores hicieron irrupción y los tomaron prisioneros.
Al narrar esto me llora el corazón; escribo con inmensa pena al mismo tiempo que con desdén ¡de este cuerpo de héroes, que cada soldado debía respetar y admirar, fueron llevados al enemigo el General don Leandro Gómez, Braga (que fue comandante de las fuerzas de Mercedes), Acuña, ayudante del General Gómez, y Fernández, que era el Jefe de Artillería, fueron llevados a un pequeño jardín y allí fueron fusilados.
En ese acto no hubo generosidad ninguna, y será una mancha eterna para quien lo ordeno.
Los comandantes de las cañoneras extranjeras se empeñaron para garantizar la vida de los prisioneros; y les fue prometido por el General Brasilero y el General Flores.
Asi caia Paysandú!
Adios.
M. »
Yapa: La cañonera Corbeta Belmonte, (en la imagén), ese mismo año fue vencida y encallada en el Paraná, con un saldo de 9 muertos y 23 heridos por parte del Batallón Paraguayo numero 6 Nambi i, (que ya había logrado el asalto de Coimbra en esa misma fecha y conformado por afrodescendientes hijos de los lanceros Artiguistas de la zona de Laurelty entre los que se encontraba el recientemente sargento Trompa Cándido Silva de tan solo 15 años. El Mcal Lopez realizo condecoraciones al batallón por su valentpia e hizaron la bandera tricolor en el Paranaiba.