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sábado, 2 de enero de 2021

CARTA DESDE UN NAVIO ANCLADO FRENTE A PAYSANDU



(Original, traducida del Italiano)
A bordo del Vesubio, enero 2 de 1865.
Querido amigo:
He asistido a los últimos días de la defensa de Paysandú: fue una defensa heroica y una caída gloriosa.
Le mando la relación, apenas concluida la lucha, mientras humeaban aun las ruinas de los incendios; los muertos y heridos hacían que las calles fueran intransitables; a cada momento se oían aun las descargas de mosqueteril y los gritos desgarradores de las victimas que se inmolaban. Escribo llorando…
Tanto valor, tanta abnegación, tanto heroísmo, merecían mejor suerte!
Pero hagamos callar nuestro corazón y contemos los hechos:
Paysandú sale poco a poco de entre el humo; sobre una bellísima colina, una que otra casa derruida se divisa desde cerca del Uruguay.
Frente a la ciudad y casi en el medio del río aparece una isla pequeña y arenosa; no tiene ninguna habitación, aquí y allí muchos pastos y pequeñas arboledas.
Los hombres aptos para servicio de las armas estaban atrincherados en la ciudad, bajo el mando del General don Leandro Gómez en número de 650.
Los demás habitantes de Paysandú se habían refugiado en la isla, vivían bajo tiendas y pequeños ranchos, miserablemente construidos de juncos.
La plaza era sitiada por 2000 hombres de Flores, 3000 infantes , 1000 hombres de caballería y 48 piezas de artillería brasilera.
Al norte de Paysandú, a una distancia de una milla mas o menos de distancia, hay una pequeña cuchilla que domina la ciudad; sobre esta habían establecido los brasileros una batería de 12 piezas.
El fuego empezó al amanecer del día 31, al principio con fuego de mosqueteril para rechazar una salida que intentaron los sitiados y después fue un vivísimo fuego de artillería.
A las 8 de la mañana del mismo día, la infantería brasilera ataco la ciudad al norte y fue rechazada.
A la tarde el fuego de la artillería disminuyo y siguió animadísimo el de la mosqueteril.
A la noche 10 casas de la ciudad ardían. Era un espectáculo aterrador!
El día 1 de enero se rehizo un nutridísimo cañoneo y la mosqueteril seguía con nuevo vigor.
La batería puesta al norte de esta ciudad hacia estragos y ruinas. Siguió todo ese día y toda la noche.
A las 8 de la noche el bravo Gral. Piriz fue muerto de un balazo
Según todos ellos era un soldado valientísimo y después del General Gómez, el alma de la defensa honor a el ¡ el al menos murió combatiendo!
Después de medianoche, los brasileros y los de Flores tomaron algunas posiciones.
Los incendios seguían y crecían en la ciudad; se reanimaba cada vez más el ataque y la defensa.
Por momentos, entre el ruido de la fusilería y el estruendo del cañón se oían los gritos de los sitiados que se animaban a morir como héroes, recogiéndose alrededor de su jefe. Eran un puñado de leones!
Rayo el alba del día 2.
Las perdidas sufridas en la noche, las municiones faltando, el cansancio de la guarnición, obligaron a Leandro Gómez a pedir un armisticio.
A las 6 de la mañana mandaron a los Saldañas (los cuales, siendo del partido contrario habían caído prisioneros desde algunos meses en Paysandú) a los generales enemigos para pedirles una suspensión de las armas de 8 horas, durante la que habrían recogido los heridos, sepultado los muertos y tratado para la rendición de la ciudad.
Pero el pedido fue rechazado: dentro de 8 horas contesto el comandante brasilero seremos dueños de la plaza! No admitimos ninguna otra condición, sino que se rindan a discreción.
Sin esperar contestación, la columna del Goyo Suárez y una columna Brasilera entraron en la plaza por una trinchera del Banco Maua.
A las 7 y media de la mañana aparecía sobre la torre de la catedral el estandarte brasilero. No se sabe que mano lo bajo, pero lo cierto es que estuvo un momento.
Los pocos defensores se juntaron sobre la plaza principal. Los sitiadores hicieron irrupción y los tomaron prisioneros.
Al narrar esto me llora el corazón; escribo con inmensa pena al mismo tiempo que con desdén ¡de este cuerpo de héroes, que cada soldado debía respetar y admirar, fueron llevados al enemigo el General don Leandro Gómez, Braga (que fue comandante de las fuerzas de Mercedes), Acuña, ayudante del General Gómez, y Fernández, que era el Jefe de Artillería, fueron llevados a un pequeño jardín y allí fueron fusilados.
En ese acto no hubo generosidad ninguna, y será una mancha eterna para quien lo ordeno.
Los comandantes de las cañoneras extranjeras se empeñaron para garantizar la vida de los prisioneros; y les fue prometido por el General Brasilero y el General Flores.
Asi caia Paysandú!
Adios.
M. »
Yapa: La cañonera Corbeta Belmonte, (en la imagén), ese mismo año fue vencida y encallada en el Paraná, con un saldo de 9 muertos y 23 heridos por parte del Batallón Paraguayo numero 6 Nambi i, (que ya había logrado el asalto de Coimbra en esa misma fecha y conformado por afrodescendientes hijos de los lanceros Artiguistas de la zona de Laurelty entre los que se encontraba el recientemente sargento Trompa Cándido Silva de tan solo 15 años. El Mcal Lopez realizo condecoraciones al batallón por su valentpia e hizaron la bandera tricolor en el Paranaiba.

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