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lunes, 19 de marzo de 2018

258 Aniversario del Natalicio de JOAQUIN LENZINA - ANSINA

258 Aniversario del Natalicio de  JOAQUIN LENZINA - ANSINA
Montevideo 20 de Marzo de 1760 - Guarambaré 1860
¡Viva el Oriental
Que ama al Paraguay!
Controversia , NO SUBIMOS NINGUNA IMAGEN DE ANSINA POR RESPETO YA QUE NO SE DISPONE DE UN RETRATO DE NINGÚN TIPO EN VIDA.
Existe un error histórico sobre la imagen de Joaquín Lenzina, que se confunde con la de Manuel Antonio Ledesma. Todos los retratos y las esculturas que se han dedicado a Joaquín Lenzina o Ansina se producen con la imagen de Ledezma, de quien sí se conserva una fotografía. Los monumentos a Ansina, de la zona de Tres Cruces y en la ciudad de Minas cometen ese error.

“(…) Un estudio serio sobre Artigas no puede separarse de la investigación del papel que jugó Joaquín Lencina (Ansina), el destacado combatiente y sabio afrooriental que lo acompañó desde 1795 a 1850. Como esclavo, Ansina se vinculó en Brasil al pensamiento emancipador afroamericano, llegando a ser un prestigioso ideólogo de esa corriente continental. Si Artigas no fuera un radical antiesclavista, y un hábil conspirador, su conducta en relación a Ansina no podría justificarse. Recuérdese: 1) lo compra advertido que es un esclavo peligroso, con antecedentes de fugas y líder de levantamientos (muy mal negocio); 2) le da la libertad de inmediato, el mismo día (peor aún); 3) lo recomienda para el Batallón de Pardos Libertos del Cabildo de Montevideo (como quien dice, lo dona al gobierno colonial); 4) Ansina está al mando de su batallón cuando los esclavos de Montevideo se levantan en 1803 y se fugan por el Portón de San Pedro, hacia las tolderías charrúas, sin que el batallón de pardos tenga tiempo de reprimirlos (¿Ansina era muy lento?); 5) Ansina acompaña a Artigas en todas sus campañas y en todos los años de exilio (¿no es algo excéntrico para un hombre como Artigas, que duerme en el suelo, legisla desde una cabeza de vaca, y que se desprende de la espada de Mayo para recuperar la lanza indígena, tener un africano liberto para que le cebe el mate?).(…)
(…) Ansina y Artigas fueron grandes conspiradores: conocieron, antes de que se escribiera, aquella frase de José Martí: “hay cosas que para que triunfen han de andar ocultas”. Nada menos misterioso hoy que las crípticas palabras del único poema de Ansina en que habla de sí mismo: “Ansina me llaman/y Ansina yo soy/ sólo Artigas sabe/ hacia dónde voy. (…)”El Reglamento PROVISORIO de Artigas, el que da la tierra también a los “negros libres” se enmarca en la filosofía proclamada expresamente dos años antes: “promover la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable” (…)
(…) Artigas no fue abolicionista; desarrolló una política mucho más audaz, seguramente asesorado por Ansina y las sociedades afroamericanas. (…) Se asesoró con Ansina durante cincuenta y cinco años, y las propias palabras de Ansina, generalmente prudente, no nos dejan duda de la ideología que unía a ambos : “Asco tengo del negrero” afirma Ansina; y “sólo Artigas sabe hacia dónde voy” nos recuerda, insinuando su relacionamiento con las hermandades libertarias afroamericanas.
Es increíble que tengamos que volver a reflexionar sobre estas cosas, pero se ve que gente muy poderosa que no da la cara pero tiene influencia en los medios está desarrollando nuevas versiones de la llamada “Leyenda Negra” antiartiguista.
Pero para entender cabalmente estos aspectos basta con citar como testigo a quien lo acompañara durante cincuenta y cinco años (1795-1850): el afrooriental Joaquín Lencina, conocido como Ansina.
Fugado adolescente, capturado en alta mar y revendido como esclavo en Brasil, integrante de las sociedades secretas libertarias afrobrasileñas, asesor de Artigas para asuntos afroamericanos por cincuenta y cinco años, Ansina fue además poeta y documentador de la epopeya.
La mayor parte de la producción literaria de Ansina fue recopilada por Hammerley Dupuy, a quien todos los orientales y los Americanos del Sur le debemos un gran reconocimiento. Esta obra poética, desgraciadamente traducida por el propio Ansina a un castellano convencional, desnuda de su musicalidad originaria, está reproducida en un libro que lleva por título un verso del propio Ansina: “Ansina me llaman”. Obra esta de autores varios y poemas de Joaquín Lencina (Ansina) quien los escribió desde 1800 hasta su muerte en 1860. La recopilación de los poemas y la nota explicatoria del descubrimiento de los manuscritos pertenecen al extraordinario y multifacético Hammerley Dupuy. Editorial Rosebud, Montevideo, 1996.(…)”
(Fragmentos extractados de “Artigas, el resplandor desconocido” de Gonzalo Abella (1947)

La fidelidad de Ansina nace cuando el entonces joven Artigas lo encuentra como esclavo, vendido por el Brasil. Ansina se había alistado en un barco pesquero para cazar ballenas en Malvinas. Pronto descubre que en realidad era un barco pirata que asaltaba buques balleneros. En la primera oportunidad que tuvo huyó, llega a Brasil y allí fue donde los portugueses lo apresan y venden como esclavo. Cuando Artigas lo vio a la venta, lo compró y le dio su libertad. Desde entonces, Ansina siguió a Artigas toda su vida, durante toda la campaña militar en la guerra civil de la Independencia, hasta su muerte y exilio en Paraguay.
Ansina sobrevivió diez años más a la muerte de Artigas, falleciendo a los cien años.
"La desgracia tiene, a pesar de todo, sus amigos leales e invariables; y ¡cuántas veces el hombre de más oscura condición, ofrece a los demás pruebas inequívocas de esa amistad sincera y consecuente cuyos vínculos no rompen ni disuelven los tiempos ni los infortunios! Así Artigas conserva a su lado un anciano Lenzina que le acompaña desde su emigración y con quien comparte el pan de la hospitalidad como hermano" publica en un diario montevideano de 1846, un tal "Un Oriental", seudónimo que oculta el nombre de José María Artigas, hijo de General. José María sabía de primera mano de lo que hablaba porque había estado en Asunción, meses antes, tratando de convencer en vano a su padre de emprender el regreso.
Los diez años que pasaron desde la muerte de Artigas hasta su propia muerte, Ansina lo pasó en la casa del lancero Manuel Antonio Ledesma, de raza negra como él, otro valiente soldado de las filas artiguistas. Éste Ledesma es, muy probablemente, el soldado negro que se acerca en 1885, en el acto con motivo de la misión del General Máximo Tajes (Ministro de Guerra uruguayo) en Asunción quien devuelve los trofeos de guerra y condona las deudas de la Guerra de la Triple Alianza. Y es el Ledesma fotografiado en esa ocasión.

¿Qué fue de los restos de Ansina? La Guerra del Paraguay (como también es conocida en la historia la citada Guerra de la Triple Alianza) y el caos posterior contribuyó a que sus despojos mortales se perdieran, del cementerio local donde había sido enterrado, el cual ya no existe más el cual se encuentra   ubicado a unos 70 metros del actual, cercano a la propiedad de don Rafael Jara, el antiguo mecánico dental de Barrio Colón, en donde merecerian justo homenaje como lo manifiesta el Dr.Escobar en su Cronicas de Guarambare  asi como nos denunciamos y solicitamos el apoyo de quienes quieran para restaurar la última casa de Ansina, Hogar del sargento Manuel Ledesma en dicha ciudad. Dejamos una imagenes del lugar donde esta enterrado Ansina que hoy crece un frondoso frutal de Inga' Pita' ( Inga uruguensis) y del deterioro de la casita que vivieron nuestros heroes patrios. Y al final del post en homenaje al tio Lenzinas, sus versos..







¡SAPUCAY DE LA LIBERACIÓN!
(Las palabras guaraníes que contiene el texto no fueron traducidas por Lenzina , sino por el recopilador)
¿Cómo podré olvidar Che camba' (mi morena)
Este día sin añandú hasy (dolor)
Al volver con otra mbarncú (guitarra)
Al entonar el gran sapucay? (grito)
Aunque estuve en el yv'y racuá, (cepo)
Encerrado en ca'irai (carce1)
No quiero ser un mtbyaija': (aguafiestas)
¡Escuchad mi sapucay! (grito)
¡Siempre canté como el pitogué, (0ienteveo)
Que salta sobre el araticú (chirimoyo)
Libre como el yaguarté, (jaguar)
Que pasea en el caa-giiazú! (bosque grande)
Dulces como la tacuá-re'é (caña de azúcar)
Fueron lo años de mi ro'y (edad)
Hasta que a mi jefe chendivé (conmigo)
Sacaron del trabajo con ipochy. (enojo)
En el calabozo aprendí a apurehéi (cantar)
Este nuevo canto del corochiré, (zorzal)
Que es como agua al ji´uhéi (sediento)
Porque el alma no ha yoheipiré. (lavado)
¡Sólo el recuerdo del gran Tupá, (Dios)
Y las promesas de su Cuaitiaité (Libro Santo)
Dieron a nuestros corazones yeroviá, (esperanza)
En esa larga angé piharé! (noche pasada)
Artigas fue el gran mburuvichá (jefe)
Defensor de la sambucú (libertad)
De los pueblos que saben ambotuvichá, (adorar)
Y respetan todo lo marangatú (bueno)
Luchó por todo lo que es iporá, (justo)
Y así poder ambojisy (poner todo en orden)
Para que la gente pueda che poá, (ser feliz)
Respetando los tembiapoucapí. (manda m ien tos)
Ya conocéis nuestra tecovacué. (vida pasada)
No tememos al ambaapó (trabajo)
Levantamos casa e hicimos COClIé, (quinta)
Corrales preparamos para el timbá (ganado)
Aunque soy Ansina, el cambá (negro)
Gritaré como un Cainguá, coagaité: (indio, ahora mismo)
¡Vuestro amigo cha hayjupara! (es mi amigo)
¡En el Paraguay moriré, catueté! (con toda seguridad)
 
¡VIVA EL ORIENTAL QUE AMA AL PARAGUAY! Ansina me llaman
Y Ansina yo soy…
Sólo Artigas sabe
Hacia donde me voy.
Desde que hemos llegado
Al ceibo buscamos,
Por el rojo legado
De nuestros recuerdos.
Aunque vimos el ombú,
Con su densa sombra,
Falta aquí el ñandú
Que al correr asombra.
Para que no olvidemos
Como se hacen los ranchos,
Pide que los miremos
Los horneritos machos.
Hasta el venteveo,
Sabe que nacimos
En Montevideo,
De donde nos fuimos.
 Los ojos de lechuzas
Nos miran asombrados,
Al vernos sin chuzas,
Hundiendo los arados.
A Artigas le obedecen
Los tigres y los bueyes,
Porque reconocen
Que él dictó las leyes.
Los ricos lo respetan
Por su instrucción;
Los pobres lo veneran
Por su dedicación.
¿Cuándo volveremos
A la Patria amada?
¿O nos quedaremos
En la tierra colorada?
Contesta el cardenal,
Desde el ñandubay:
¡Viva el Oriental
Que ama al Paraguay!


ASÍ LO CONOCÍ A ARTIGAS...
Cuando chico me dijeron:
Eres hijo de Lenzina.
A tu padre lo vendieron
¡Así que a la cocina!
¿Quién fue mi madre? -pregunté-
Murió cuando te trajeron.
Vino del África, sin fe.
Así me contestaron.
De mi infancia sólo recuerdo
Del carnaval las comparsas,
Con los tambores de cuero,
Y los morenos entusiastas.
¡Me decían qué era negro!
¡Nunca quise ser overo!
Me gusta ser verdadero:
Asco tengo del negrero.
Cuando joven siempre hice
De mandadero y aguatero.
No siempre hice lo que quise,
Hasta que fui guitarrero.
Cuando iba a la Aguada
Escuchaba a los marineros.
Y así me embarqué por nada,
En un navío de masteleros.
¡Cuánto sufrí en el mar!
Siempre me preguntaba:
¿Cómo podría retornar?
¡Escapé porque nadaba!
De las costas del Brasil
Pasé a las Misiones,
Vendido como marfil,
¡Qué miserias! ¡qué traiciones!
Llegó el bendito día
Cuando uno de ojos celestes,
Mirándome, decía:
¡Pagaré lo que me cuestes!
¡Con tal que me sigas
Te haré libre de verdad!
-Así me dijo Artigas-:
¡Amarás la libertad!
 
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