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miércoles, 20 de septiembre de 2023

20/9/2023 - 183 años de la muerte del Karai Guazú Dr. Gaspar R. De Francia

 

 


 Al conmemorarse un año más del fallecimiento del Dr. Francia, (1840-2023), conocido como "El Supremo" o el"Karai Guazú" Compartimos el capítulo final del libro: "El dictador del Paraguay, doctor Gaspar Rodriguez de Francia".

 En 1923, el Teniente Coronel José Boglich, recupera y pública una obra escrita por el Ingeniero Coronel Franz Wisner von Morgenstern, la cual había aceptado realizar sobre pedido del Mariscal López en el año 1863. Se trataba de recopilar todos los antecedentes y datos relativos a Don José Gaspar Rodríguez de Francia. La minuciosa información de la misma detalla en su Capítulo XXVIII, el sumario del año 1840.

CAPITULO XXVII
SUMARIO: — 1840. — Las fuerzas físicas
«*el Dictador principian a decaer. — En
Junio de 1840, quema sus papeles y
esto ocasiona un principio de incendio
en su palacio. — A fines de Julio  se
enferma y es atendido por su médico,
que lo era el boticario Don Vicente Estigarribia.
— El 30 de Agosto fué la
última salida a caballo del Dictador. —
Gravedad de su estado. — Sus últimos
momentos. — El fallecimiento se produ-
ce el 20 de Septiembre de 1840. —
Tenía 82 años. — Sus exequias. — El
P. Don Manuel Antonio Pérez pronun-
cia la oración fúnebre.


La permanencia del Dictador en el cuartel de Caballería duró unos meses y en los primeros días de
Enero de 1840 regresó a la ciudad.
A pesar de su avanzada edad y pequeñas dolen cias que lo molestaban, no declinaba su energía y con
el mismo espíritu atendía sus numerosas obligaciones que el mismo se había impuesto.
En Abril, volvió al cuartel de Caballería, a donde estuvo hasta Mayo, que regresó a la ciudad y sin el
mayor cuidado de sus dolencias, hacía sus paseos acaballo; pero no con tanta frecuencia como antes.
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Sin duda se empezaba a dar cuenta, que su organismo no podía continuar mucho tiempo y que se aproximaba su fin, pues en Junio empezó a destruir todos sus papeles por medio del fuego, hasta que un día casi se le incendió su escritorio y dormitorio y a no haber acudido con prontitud una guardia del próximo cuartel, se habría incendiado toda la casa.
A los dos días todos los desperfectos ocasionados por el fuego fueron compuestos.
En tino de sus paseos a caballo que hizo por la costa del rio, en los últimos días de Julio, le sorpren
dió un aiguacero y se le mojaron un poco los pies, de cuyo resultado le ocasionó un malestar y al llegar a su casa se puso en cama y mandó llamar a su médico, que lo era el boticario Don Juan Vicente Estigarribia, quien le suministró varios remedios que lo aliviaron, habiendo pasado la noche sin mayores molestias.
Al día siguiente, el médico le recomendó que guardara cama hasta que se le desapareciera la fatiga que
le molestaba; pero no tomó en cuenta esta indicación, y encontrándose algo mejor se levantó, habiéndole ordenado al médico que no se acordara con nadie que
estaba enfermo.
Empezó después a tener un poco más de cuidado ;no salía y se acostaba temprano, hasta el 30 de Agosto, que sintiéndose casi sin fatiga, mandó buscar su escolta y emprendió a la tarde su paseo habitual a caballo, pero no anduvo mucho, por que sin duda no se sintió bien, regresando a su casa. Esta ha sido la última salida que hizo el Dictador.
Continuó así con alternativa de sus males, sin desatender sus obligaciones desde su casa, hasta que el
18 de septiembre se reagravó bastante, quedándose en cama con mucha tos y fatiga, que no lo dejaba descansar.
El 19 muy tarde, lo mandó llamar al Comandante
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Don Basilio Ojeda, quien se presentó en el acto; pero no ha podido verlo por que ya había perdido el conocimiento, y en la madrugada del 20 entró en la agonía.
El médico convencido de la suma gravedad en que se encontraba el Dictador y que su estado no podía durar mucho, mandó llamar al Secretario Don Policarpo Patino, comunicándole lo que ocurría y tanto el médico, como el Secretario y un sirviente quedaron en la habitación hasta pasadas las 9 de la mañana, hora en la que se ha producido el deceso. En la tarde del mismo día, recién empezó a correr la voz que el Dictador había muerto; pero parte de la población de la Capital dudaba de la veracidad de tal noticia, hasta que el 21 se izó la bandera a media asta y las campanas de la Catedral que se encontraban sus
pendidas de unos palos (por que se había demolido el campanario a causa de amenazar peligro) anunciaron con sus lúgubres toques el fallecimiento del Supremo.
El cuerpo del Dictador fué puesto en la sala de la misma casa a donde los menos temerosos acudieron
a contemplarlo y las salvas de la Artillería en su honor duraron con intervalos hasta que después de un
imponente funeral, tuvo lugar el entierro al lado del altar mayor de la Iglesia de la Encarnación.
Los funerales se siguieron hasta el 20 de Octubre, día en que el Sacerdote Cordobés, Don Manuel Antonio» Pérez pronunció en la Iglesia de la Encarnación la oración fúnebre, cuyos fragmentos van a continuación:
" " No podía haber acontecido un suceso más triste que el que, con el mayor dolor nos reúne en este " templo, a celebrar las exequias del Excmo. Señor " Dictador Perpetuo del Paraguay, el ciudadano Don " José Gaspar Rodríguez de Francia. Desde los primeros días de su enfermedad entró el pueblo en gran- des temores viéndose amenazado de la pérdida de
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tan grande bien. Su edad avanzada y la malignidad de su dolencia hacían temer a unos el golpe que experimentamos, y que tanto nos aflige : la buena complexión de su temperamento y la sobriedad de su
vida, lisonjeaban las buenas esperanzas de otros de que no tendría tan fatal resultado. Discursos suge
ridos por el día 20 de Septiembre, el clamor de las campanas al día siguiente comunican la fatal noti
cia; este aviso aunque confuso en sí, pareció una voz articulada, pues al momento desde los confines de
la ciudad, corrían tumultuosamente las gentes, y todos se dirigían a la Casa de Gobierno y un llanto aseguraba que el Dictador había pagado el tributo im puesto!
. -En medio de las convulsiones de una revolución, mrando el Señor con benignidad al Paraguay, hesitó al Señor Don José Gaspar Rodríguez de Francia para que como salvador de la libertad de sus enemigos
:Clamaverunt ad Dominum qui suscitavit eis salvatorem et liberavit eos. Este era el Excmo. señor Dicta
dor, cuya muerte lloramos! Consideramos a este hombre prodigioso, elegido Dictador vitalicio, en estado de obrar sin dependencia temporal. Un entendimiento comprensivo y sublime, meditación reflexiva, resolución firme, secreto inviolable, entereza incorruptible y política consumada, forman el
carácter del personaje que el Paraguay :' eligiera para que estuviese a su frente en calidad de
'Dictador, depositando en él toda su confianza. Cuando yo lo considero en su retiro, se me presenta como aquellos astrónomos sabios en ,el observatorio, que tomando el telescopio político mira las
'revoluciones civiles para dirigir con acierto sus ope-
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raciones, obsérvese toda la circunstancia y puntos " intermedios del Estado que tenía que gobernar para " concurrir a necesidades. . . Tenía que formar un Estado nuevo y así era necesario que todo fuera ori- ginal.
" "¿Qué era el Paraguay cuando nuestro Dictador se " hizo cargo de su Gobierno7 El esqueleto de un gigante " que necesitaba de una mano maestra que lo vistiese " de carne, piel, color y le comunicase el impulso de " vida que corresponde a su dignidad. ¿Y quién otro " más a propósito que nuestro Dictador en los tiempos críticos y difíciles en que tenía que mandar, preservando a su pueblo de las calamidades que siguen a las revoluciones civiles?" ..
" " ¡Cuántas providencias tomó S. E. para mantener la paz en la República y ponerla en un estado
""respetable, respecto de los extraños! Abastecimientos de armas y formación de soldados ocupaba su primer atención
" La tranquilidad y seguridad de la República era " su primer cuidado; y así era necesario tomar provi- " dencias eficaces para conseguirlo. ¿Cuántos perjuicios no reciben los pueblos de los salteadores de ca- " minos? Violencias, estupros, robos y asesinatos, son " delitos familiares a esa mala gente: montañas inac- " cesibles y campaña de que abunda la República, les " aseguraban la impunidad. Nuestro Dictador descubrió el secreto de aterrarlos de tal modo, que des- " aparecieron, buscando la seguridad en la mundanza " de vida
" " Sin embargo, no temeré profanar el lugar santo que ocupo, aprobando máximas de sangre, contra la
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"" lenidad del Evangelio! No, el mismo Dios aprobó la " conducta de Salomón en las muertes de Adonis y " de Joan. Feliz hubiera sido el Gobierno de nuestro " Dictador, si la salvación pública no lo hubiese obligado a la ejecución de los perturbadores del orden! ." Quieta la república, se entregó S. E. a ex
"' ' purgar del Estado de otra clase de enemigos ; ¡ cuántos perjuicios no sufren los pueblos de los malos funcionarios administradores de los intereses públicos! " Imponen los magistrados alguna contribución para " costear los gastos que son necesarios al beneficio del " mismo público; nombran colectores y depositarios " de los caudales que se recaudan y deben entrar en " el Erario común. Descubre S. E. desfalcos y mal- " versaciones en estos administradores subalternos: " los obliga a reponer el capital en que fueron alcanzados, y toma enérgicas providencias para evitar en lo sucesivo tan gran mal.
" Basta con lo expuesto para probar que el " Excmo. Señor Dictador, cuya muerte lloramos, fué " el Salvador para libertar el pueblo paraguayo y asegurar su independencia.
" Y vos, pueblo paraguayo, que habéis dado una demos- " tración tan expresiva de nuestro dolor, por la muerte de nuestro Dictador! Sea éste el último día que " llevéis esos vestidos de luto! " " ¡Dios de las misericordias! ¡Te rendimos acciones de gracia por habernos concedido por espacio de 26 años un jefe que ha mantenido la tranquilidad "pública ! " Este acontecimiento nos estimula a recibir " con resignación la pérdida de tanto bien. Suplicá- moste le concedas el eterno descanso!...
¡Requiescat in pace!
Todas las reclamaciones presentadas en el Paraguay a los gobiernos que han sucedido al que concluyó el 20 de Septiembre de 1840, no fueron atendidas y bajo ningún principio fueron tomadas en con
sideración.


A los pocos meses de la muerte de la muerte del Dictador, el sacristán de la Iglesia, fué sorprendido encontrando una mañana abierto el sepulcro a donde se había sepultado al Dr. Francia, y desaparecidos de allí sus restos. De las averiguaciones practicadas por las autoridades no se ha podido saber quienes fueron los autores de tal hecho ; sin embargo, estos habían dejado un rastro que se perdía en la orilla del río Paraguay, a donde se supone con bastante fundamento que fueron arrojados al agua, pues en dicha orilla se encontraron vestigios que así lo comprobaron. Corrían al respecto en la Asunción en aquella época varias versiones: una de ellas, de que fueron mandados sacar los restos del Dictador con hombres pagados por la familia M . . , para ser hundidos en el río, en venganza de los fusilamientos de miembros de la misma familia, ordenados por el Dictador después de descubierta la última conspiración Yegros; otra versión era, que una familia hizo extraer los restos del sepulcro para quemarlos y arrojar sus cenizas al viento; y finalmente, que otra familia, de común acuerdo con su sacerdote, los sacaron para ocultarlos en otro lugar. De estas tres versiones, la más verosímil es la primera, pues los rastros encontrados en la costa del río, como se ha dicho ya, afirman que el cadáver del
Dictador fué arrojado al agua.
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El retrato del Dictador que figura al principio de esta obra, es copia fiel del que confeccionó a lápiz en Enero de 1824 Don Bernardino Villamayor, Secretario de Gobierno, cuyo original se encontraba en 1863 en poder del Mariscal Francisco Solano López.

 DOCUMENTOS ALUSIVOS EN EL A.N.A. PARA DESCARGAR

Título

Comunicaciones a los Comandantes de varios puntos de la República, de la muerte del Dictador Supremo José Gaspar Rodríguez de Francia. Actos de las Juntas, Congresos y Elecciones de Diputados y Presidente.

 AQUI

Título

Instalación de Nuevo Gobierno por muerte del Dictador José Gaspar Rodríguez de Francia. 

AQUI

 


 Como se observa en el manuscrito, el 20 de setiembre de 1840 cuando murió José Gaspar García y Rodríguez de Francia Velasco y Yegros, la nueva juta de gobierno ese mismo día dictó una siguiente orden por pedido del recieen difunto y se la envió al comandante Juan Manuel Gauto:
"ponga la persona del bandido José Artigas en seguras prisiones".Segun se dice en sólo dos días llegó la misiva a Curuguaty, en las crónicas de la época Artigas se encontraba arando su pequeña chacra,
Según se cuenta "seguras prisiones" fue interpretado por Gauto, que el presidio tenía que ser complementado con "una barra de grillos"… meses después el gobierno paraguayo ordenó su liberación…debemos ver revisionar que tiempo paso detenido y buscar la orden de liberaciòn de los consules Mariano Roque Alonso y Carlos A.Lopez

 

 

 

 

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